En una sociedad donde la vivienda debería ser un derecho garantizado, nos encontramos enfrentándonos a una realidad injusta: un mercado de la vivienda dominado por intereses privados que priorizan la acumulación de riqueza por encima de las necesidades de las personas. Los precios de alquiler se disparan, mientras miles de familias apenas pueden permitirse un techo. ¿Por qué seguimos permitiendo que se mercantilice una necesidad básica?
La respuesta no es sencilla, pero hay una dinámica clara: los grandes propietarios y los fondos buitres tratan la vivienda como un negocio de reventa. Adquieren grandes cantidades de inmuebles, limitan artificialmente la oferta y elevan los precios para obtener beneficios exorbitantes. Este modelo es comparable a la reventa de entradas para espectáculos, donde intermediarios adquieren boletos en masa y los revenden a precios desorbitados. Sin embargo, mientras que la reventa de entradas está regulada o incluso prohibida en muchos contextos, la reventa de viviendas no solo se permite, sino que se alienta bajo el paraguas del “libre mercado”.
¿Por qué esta diferencia? La razón parece evidente: las medidas que protegen al pueblo se toman únicamente cuando no perjudican los intereses de las élites. Cuando la especulación afecta a los consumidores de espectáculos, se regula. Pero cuando la especulación con la vivienda enriquece a los más poderosos, se justifica en nombre de la economía. ¿Cuándo comenzaremos a priorizar el bienestar colectivo por encima de las ganancias de unos pocos?
Desde Podemos, defendemos que la vivienda debe considerarse un derecho, no un privilegio sujeto a la voluntad del mercado. Proponemos políticas valientes y necesarias, como el control de los precios del alquiler, el incremento del parque de viviendas públicas y la penalización a quienes mantengan propiedades vacías con fines especulativos. Estas medidas no son extremas ni radicales; son esenciales para garantizar que nadie se quede atrás.
En lugar de seguir permitiendo que se esquilme al pueblo para beneficio de las élites, debemos unirnos para exigir justicia. Porque la vivienda no es un lujo, es un derecho fundamental. Solo con valentía y determinación lograremos construir un futuro donde cada persona pueda vivir con dignidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario