(Análisis a partir del trabajo publicado en AlgoRace: algorace.org, 17/11/2025)
La violencia machista sigue golpeando con fuerza en nuestro país. No es un fenómeno aislado ni un fallo puntual del sistema: es una estructura de desigualdad que sigue costando vidas, incluso de mujeres que habían pedido ayuda. Y entre las víctimas, hay un grupo especialmente expuesto y desprotegido: las mujeres migrantes.
En España, entre 2003 y 2021, casi una de cada tres mujeres asesinadas por violencia machista era migrante. Denuncian, buscan apoyo y, aun así, muchas reciben una protección insuficiente. ¿Por qué? Una parte de la respuesta está en los sistemas automatizados que supuestamente evalúan su nivel de riesgo.
Qué son VioGén y EPV-R y por qué importan
Los sistemas VioGén (Policía Nacional y Guardia Civil) y EPV-R (Ertzaintza) se utilizan para calcular el riesgo de que una mujer sufra nuevas agresiones o incluso sea asesinada por su pareja o expareja. Son herramientas estadísticas que cruzan variables personales y antecedentes para producir un “nivel de riesgo”.
En teoría, esto debería mejorar la protección. En la práctica, los algoritmos simplifican vidas complejas y, según diversos análisis, no tratan por igual a todas las mujeres.
El equipo de AlgoRace —referencia estatal en investigación crítica sobre algoritmos y derechos civiles— ha analizado a fondo cómo estas herramientas afectan específicamente a las mujeres migrantes (fuente: Análisis de los VioGén y EPV-R en relación a su impacto en mujeres migrantes, AlgoRace, 17/11/2025).
El problema: menos protección para quienes más la necesitan
Los datos y testimonios ponen sobre la mesa algo grave:
1. Subestimación del riesgo en mujeres migrantes
Las mujeres extranjeras tienen menos probabilidad de recibir protección efectiva tras denunciar violencia de género. No porque sus agresiones sean menos graves, sino porque el sistema infravalora su riesgo.
2. Los algoritmos incorporan sesgos culturales
En el caso del EPV-R, algunos ítems preguntan —literalmente— si el presunto agresor proviene de una “cultura distinta a la occidental”. Esto introduce un sesgo peligroso: por un lado, estigmatiza; por otro, no mejora la predicción real del riesgo.
Resultado: un sistema que falla a la hora de proteger… y además reproduce prejuicios.
3. Falta de transparencia
Ni las víctimas, ni muchas veces las personas que las acompañan, conocen cómo funcionan estos modelos, qué variables usan, ni cómo pueden influir en su propia protección. Esto coloca a las mujeres migrantes en desventaja total.
4. Consecuencias reales y trágicas
Durante años hemos visto casos de mujeres que habían denunciado y fueron asesinadas igualmente. No hablamos de teoría, sino de vidas perdidas por fallos en la valoración policial.
Por qué esto nos interpela desde lo local
En municipios como Almonte, con una población migrante importante —clave en el trabajo agrícola y en la vida comunitaria— no podemos permitir que la protección contra la violencia machista sea desigual.
Para Podemos, esto es evidente:
si el sistema no protege a todas por igual, entonces no está funcionando.
La violencia machista no entiende de fronteras, pero sí castiga más duro a quienes tienen menos recursos, menos red, menos estabilidad administrativa y más miedo a las instituciones. Y ese es el caso de muchas mujeres migrantes de nuestra comarca.
Qué debería cambiar
Desde la perspectiva de los derechos y la justicia social, las mejoras urgentes son claras:
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Auditar públicamente VioGén y EPV-R.
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Eliminar cualquier sesgo cultural o nacionalidad como variable de riesgo.
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Aumentar la transparencia para que las mujeres sepan cómo se evalúa su situación.
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Formación específica para policías y profesionales que atienden a mujeres migrantes.
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Refuerzo de servicios locales, especialmente en pueblos con fuerte presencia de temporeras y trabajadoras del hogar.
Sin igualdad real, no hay seguridad real
El análisis de AlgoRace vuelve a poner sobre la mesa una evidencia incómoda: la tecnología no es neutral. Si se crea en un sistema desigual, puede profundizar la desigualdad.
Desde Podemos Almonte seguiremos defendiendo políticas que miren de frente esta realidad, que no escondan los sesgos bajo la alfombra y que pongan la vida de las mujeres —todas las mujeres— en el centro.
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