¡Alto al Negocio de la Zona Azul que Hipoteca Nuestro Futuro y Discrimina a Nuestros Vecinos!
Una vez más, el gobierno de Ilusiona trae a pleno el polémico contrato de gestión de la zona azul en Matalascañas. Ya van nueve veces que este tema llega a debate, y desde Podemos Almonte lo decimos alto y claro, en sintonía con la oposición y gran parte de la ciudadanía: este no es un servicio para los ciudadanos, es un negocio que privatiza nuestro espacio público y atenta contra el bolsillo de la gente trabajadora.
Bajo el eufemismo de "concesión de servicio de gestión de la zona regulada de los aparcamientos", lo que se esconde es la entrega de nuestra playa a manos privadas durante nada menos que 30 años. Este procedimiento, que desde la oposición hemos calificado de "barbaridad", "vergüenza" y que muchos consideran "el gran negocio del alcalde", no es gestionar lo público, es "vender al pueblo de Almonte" e "hipotecar nuestra playa" para las próximas décadas. Como se ha señalado, la intención es "privatizarlo absolutamente todo".
Nos venden que "el presente contrato no supone gasto alguno para el Ayuntamiento". ¡Claro! Porque el gasto lo asumimos nosotros: los vecinos de Almonte, los trabajadores de Matalascañas y los visitantes. Hemos escuchado en pleno las cifras del impacto directo en el bolsillo de las familias: hasta 200€ por 4 meses para un trabajador de chiringuito (lo que se ha equiparado a "300 € al mes" en conversación previa, aunque las fuentes citan 200€ por el total de los 4 meses de temporada), y para un visitante ocasional ("dominguero"), la tarifa podría llegar a ser de 10€ o incluso 14€ al día. Esto "dificultan que familias trabajadoras puedan disfrutar de la playa sin que suponga un gasto extraordinario". La cruda realidad es que "las personas que no tengan ese dinero no podrán venir a nuestra playa".
El gobierno habla de buscar una "distribución racional y equitativa" del aparcamiento para que "todo el mundo tenga equitativamente la oportunidad de aparcar". ¿De verdad se busca la equidad? Si se privatiza todo el espacio de aparcamiento público y la única opción es pagar, la "distribución" será simple y clasista: quien más paga, aparca donde quiere (cerca, en la zona supuestamente más cara); quien menos tiene, tendrá que irse a las zonas más lejanas o, directamente, no podrá aparcar si no puede asumir el coste. Esto es una discriminación por renta, que divide a la gente por su capacidad económica para disfrutar de un espacio que es de todos y todavía es público. La idea de tener "tres zonas" con "tarifas distintas", lejos de garantizar la equidad, consagra esta división y refuerza la idea de que "aún hay clases" a la hora de disfrutar de Matalascañas.
Como ha señalado la oposición, "privatizarán TODO el espacio público para aparcar; no dejan alternativa alguna". Esto significa "estar pagándole a una empresa durante 30 años por aparcar en cualquier calle de la playa". La comparación con "poner una cancela en la entrada como había antes" es acertada; en la práctica, se restringe el acceso libre a un bien común.
Además, todo este proceso viene marcado por la opacidad y el desprecio a la oposición y a la propia democracia. Se trae una y otra vez el mismo punto, se denuncian irregularidades en el expediente, y se ha llegado a cuestionar la legalidad de la votación anterior. Sentimos que se nos quiere "quitar ese debate" y que se está "pisoteando los derechos fundamentales de la oposición, impidiendo nuestra labor de fiscalización". La pregunta sigue en el aire: "si todo el mundo está en contra de la zona azul ¿Quién tan importante está a favor?".
Desde Podemos Almonte, rechazamos frontalmente este contrato leonino. No es la solución que Matalascañas necesita. La solución no pasa por convertir un espacio público en un negocio privado que carga sobre las espaldas de los ciudadanos y discrimina por renta. Exigimos la paralización definitiva de este plan y la búsqueda de alternativas de gestión pública que realmente beneficien a todos, no a unos pocos.
¡Matalascañas y Almonte no se venden! Defender lo público es defender a nuestra gente.
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