Mientras cientos de vecinos y vecinas de Matalascañas alzan la voz contra la imposición de la zona azul, el alcalde Paco Bella sigue adelante como si no oyera nada. Ni la ciudadanía, ni los informes técnicos, ni los pronunciamientos de instancias superiores parecen importarle. Su plan de convertir la playa en un negocio para unos pocos sigue adelante, como si estuviera por encima de la ley y del pueblo.
Y es que no estamos ante un proyecto debatido, consensuado o mínimamente transparente. Estamos ante una imposición. Una decisión que no responde a ninguna demanda vecinal, sino al empeño personal de un alcalde que gobierna con soberbia y que usa su mayoría absoluta como un rodillo para ignorar todos los límites legales y políticos.
No es la primera vez que intenta colar la zona azul. Varias veces ha sido tumbado el proyecto por incumplir los procedimientos. Pero él insiste. Lo trae de nuevo al pleno, sin modificar lo esencial, sin ajustarse a lo que marcan los procedimientos administrativos. Simplemente lo aprueba con sus votos. Porque puede. Porque tiene mayoría. Y porque nadie de su equipo le dice que no.
¿Dónde están los concejales?
La realidad es que los concejales de Ilusiona en Almonte no pintan nada. El gobierno local es unipersonal, y se llama Paco Bella. No hay deliberación, no hay debate interno. Solo hay un plan obsesivo y una maquinaria institucional al servicio del capricho del alcalde. El resto asiente y vota.
Y mientras tanto, el pueblo se indigna. Comerciantes, vecinos, trabajadores de temporada, residentes de toda la vida… todos ven con claridad lo que el alcalde no quiere ver: que la zona azul es un ataque directo a quienes viven y disfrutan Matalascañas, no una solución a ningún problema real.
¿Para quién gobierna Paco Bella?
Es hora de preguntarlo abiertamente: ¿A quién beneficia esta medida? Porque al pueblo, desde luego que no. La zona azul es una barrera, un peaje encubierto, un obstáculo para quienes vienen a disfrutar de la playa sin tener que pagar por aparcar. Es una herramienta de recaudación, no de regulación. Y su imposición, en estas condiciones, es un atropello democrático.
Desde Podemos Almonte lo decimos alto y claro: ni Paco Bella ni nadie está por encima de la ley, ni del pueblo. Y no vamos a quedarnos callados mientras se impone un modelo de gestión autoritario, insensible y desconectado de la realidad local.
La zona azul no es inevitable. Es una decisión política. Y como tal, se puede frenar. Pero para eso hace falta organización, movilización y voluntad ciudadana.
No es un alcalde. Es un problema.
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